lunes, 31 de agosto de 2009

***ESTUDIO CONCRETO: La segregación horizontal en la comunicación comercial (PARTE II)***

El planteamiento... ¿cuestiones estructurales funcionales o estereotipos de género?

En el contexto expuesto, la finalidad general de este objetivo era explorar la estructura horizontal del sector publicitario con especial atención a la concentración de sexos por departamentos. Como se ve en el gráfico 2, en el que se muestra la distribución de sexos por grupos de edad (con los porcentajes de hombres y mujeres sobre el total de la muestra -en barras- y los porcentajes de hombres y mujeres por cohortes -en líneas), el porcentaje de mujeres en el sector, se ha triplicado en estos últimos 30 años.
Sin embargo, la primera pregunta (PREGUNTA A) era si esta feminización había sido igual en todos los ámbitos. Así, en virtud de los modelos teóricos y de la bibliografía revisada, suponíamos que en el sector publicitario podía darse una desigual concentración de mujeres y de hombres en los distintos puestos, de manera que existirían “departamentos masculinos” (que ofrecieran más probabilidades de trabajar a hombres) y “departamentos femeninos” (que hicieran lo mismo con las mujeres).

La segunda pregunta (PREGUNTA B) planteaba si, en el caso de que se produjera, el fenómeno anterior respondía a diferencias en la acumulación de capital humano entre hombres y mujeres (edad media, los años de experiencia, la formación, los prototipos de familia, la dedicación, la rotación, la versatilidad y la movilidad), dado que cada departamento se diferencia por cuestiones estructurales y funcionales.

Finalmente, la cuestión en cuestión(valga la redundancia), al hilo de lo apuntado en el trabajo británico (Klein, 2001) que se refería a (PREGUNTA C) si la segmentación horizontal respondía también a atribuciones mentales (estereotipos de género en el trabajo) de los empleados y de los empleadores. En otras palabras, hasta qué punto la creencia de que algunas tareas “son” o “deben ser” desarrolladas por hombres o por mujeres, aumentaría las probabilidades de la concentración de sexos en determinados puestos.

Para responder a estos interrogantes, y dado que en el cuestionario se había pedido a los trabajadores que señalaran, como máximo, los tres últimos departamentos del sector en el que hubieran trabajado, en este caso se seleccionó únicamente la primera respuesta (el lugar en el que se ubicaban en el momento del estudio).

Además de esta pregunta, se utilizan también las respuestas referentes a la edad, años de trabajo en el sector, número de empresas en las que ha trabajado, nivel de estudios, empresa para la que trabaja, existencia de hijos, existencia de pareja, categoría laboral, número de horas de trabajo a la semana y estereotipos laborales de sexo. Para medir este último punto se incluye en el cuestionario una pregunta sobre asociaciones espontáneas en la que el entrevistado tenía que indicar el sexo del profesional (hombre o mujer) que le venía a la mente cuando pensase en un departamento (Diseño, Creatividad, Investigación y Planificación, Redacción, Cuentas, Producción, RR.PP. o Administración). Como en el caso de la segregación vertical, para realizar los análisis procedimos a la obtención de descriptivos y frecuencias aplicando en los casos pertinentes la prueba de medidas de asociación entre variables del X.

Se obtuvieron también las diferencias porcentuales en la concentración de sexos y se realizaron los cálculos de riesgos utilizando el Odds ratio.

Finalmente, también para el control de la influencia del sexo en el resto de las variables, se construyeron modelos de regresión logística en los que se predice la probabilidad de trabajar en un departamento en concreto.

FUENTE: AEAP - La mujer en las agencias publicitarias.Marta Martín Llaguno, Marina Beléndez Vázquez y Alejandra Hernández

domingo, 30 de agosto de 2009

***ESTUDIO CONCRETO: La segregación horizontal en la comunicación comercial(PARTE I)***


El mercado laboral es una entidad dinámica en la que se producen cambios constantes en función de la economía, la legislación, las instituciones y la disponibilidad e idiosincrasia de la mano de obra (Brook, 2003). Como en el caso de la segregación vertical, la incorporación masiva de la mujer al mundo productivo ha impulsado, desde los años 80, la proliferación de estudios sobre la distribución relativa de los sexos en el trabajo. En el caso de las industrias culturales ha sido el fenómeno de la segmentación vertical, y no el de la concentración horizontal, el que ha llamado preferentemente la atención. De este modo vemos como la distribución de sexos por departamento no es un dato destacado en prácticamente ningún informe aunque, a partir de las estadísticas publicadas, se pueden obtener algunas conclusiones. Así, en el estudio de la Sociedad de Editores de Periódicos estadounidense se puede observar que el sector de la fotografía es el más masculinizado de entre los citados (con un 72% de varones) mientras que el de la edición es el más equilibrado (con un 41% de mujeres) (Bowman, 2006). Por su parte, en el informe anual de la Asociación de Directores de Radio y de Televisión de 2003 se confirma que las mujeres se concentran en los puestos de redactoras (67%) o presentadoras de televisión (57%) mientras que apenas están representadas como mujeres del tiempo (19%) o reporteras o presentadoras de deportes (7,4%). Como en el caso anterior, sorprendentemente apenas hay mujeres en fotografía (7,1%) (Papper y Gerhard, 2003). A conclusiones semejantes llega la Organización Internacional del Trabajo en su informe sobre el mercado laboral de la Sociedad de la Información (ILO, 2004).

En el contexto español, los numerosos trabajos sobre la posiciones y ocupaciones en los diarios (Canel, Rodríguez y Sánchez, 2000; Cantalapiedra, Coca y Bezunartea, 2000; García de Cortazar y García de León, 2000; Instituto Opina 2000) no se han detenido a analizar en profundidad las causas de la concentración horizontal por sexo, aunque algunos sí han tenido en cuenta la segregación vertical y las diferencias salariales y de las condiciones laborales de hombres y mujeres. En este sentido, parece que hay dos sectores de periodistas en función de su situación laboral: aquellos con contratos regularizados y aquellos sin contrato estable o con contratos parciales. Según apuntan algunos trabajos a partir de los datos del Censo, aunque hay más mujeres que hombres trabajando en los periódicos, el porcentaje de contratos temporales entre las primeras es mucho mayor (Papí, 2006).

Dentro de las industrias culturales, tal vez haya sido en el de la comunicación comercial el sector donde la segregación horizontal haya llamado más la atención, por razones crematísticas. En efecto, las repercusiones de la ausencia o el abandono de determinadas actividades por parte de determinados grupos han sido objeto de reflexión en distintas publicaciones de asociaciones profesionales anglosajonas. Así, el documento “Principles and Best Practices for Diversity and Inclusion in Advertising Agencies” de la Asociación Americana de Agencias de Publicidad (AAAA, 2005) pretende fomentar la pluralidad étnica en los Departamentos para incrementar la satisfacción laboral, la productividad de los empleados y para conseguir productos comunicativos con más posibilidades de venta en una sociedad plural.

De manera más específica, la segregación horizontal en función de sexo en publicidad capta el interés de los análisis de la IPA -Asociación de Agencias de Publicidad Británica - (Klein 2001). En estos trabajos se subraya que el proceso de feminización sufrido por el sector de la comunicación comercial en Inglaterra ha sido dispar entre departamentos. Mientras en 13 años las mujeres han doblado su presencia en Cuentas (al pasar del 27 al 54%) y han aumentado su cuota en Producción (pasando del 55% al 67%), el porcentaje de creativas en el sector es especialmente escaso (22%) (Klein 2001). La Creatividad es, por tanto, un área en la que la segregación horizontal por sexos no ha cambiado. Esta “masculinización” de un ámbito nuclear tiene, al margen de consecuencias personales, consecuencias económicas para el sector, dado que las empresas invierten capital en la formación de las creativas pero éstas abandonan en pocos años su actividad.

El estudio de la IPA (Klein, 2001: 46) apunta, a través de diferentes entrevistas, que parte de esta exclusión puede ser debida a los estereotipos de género. Para los publicitarios británicos, los varones tienen algunas características que hacen que estos se “ajusten” mejor a la industria. Así, son más ambiciosos, están más preocupados por las jerarquías y luchan más por los cargos. Los varones tienen más autoestima, son más seguros y se promocionan mejor que las mujeres. Son mejores en hacer saber lo que valen y más valientes en involucrarse en trabajos para los que no tienen experiencia. También tienen más necesidad de éxito profesional porque no tienen la oportunidad social, como tienen las mujeres, de elegir dedicarse a la vida personal y familiar. Las mujeres, por su parte, según los empleados de la publicidad británicos, están más interesadas en ser vistas como buenas en lo que hacen, son más cautas a la hora de promocionar o rotar, tienen más capacidad de captar las sutilezas, de interpretar pistas sociales y lenguaje no verbal, lo que les hace más aptas para tratar con los clientes. También ellas son mejores a la hora de construir y trabajar en equipo: son más proclives a compartir información y a animar la participación de todo el equipo y más compasivas y “cuidadoras” con la gente que trabaja con ellas. Estas creencias sobre el modo de comportamiento de los sexos en general pueden estar incitando la segregación sexual de los departamentos.

FUENTE: AEAP - La mujer en las agencias publicitarias.Marta Martín Llaguno, Marina Beléndez Vázquez y Alejandra Hernández